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La narrativa amazónica peruana
El Perú literario
Introducción : narrativa realista, regionalismo
Desde el final del siglo XIX y hasta mediados del XX, en Hispanoamérica, va estableciéndose en la literatura la narrativa realista que supone una reacción contra el idealismo romántico anterior. Surgen diferentes propuestas realistas que se pueden declinar bajo varias apelaciones : novela regionalista, indigenismo, criollismo, novela de observación, novela telúrica o de la tierra.
En el Perú, la literatura realista de la que hablamos busca definir entonces la identidad, el modo de ser del hombre peruano. Se trata de un proceso de búsqueda que se desarrolla según, al menos, dos ejes : un eje “internacional”, definir al pueblo peruano en una actitud de toma de distancias con Europa, y al mismo tiempo sólo a nivel nacional, definir las identidades al interior mismo de un país múltiple geográfica y culturalmente.
El conocimiento de la geografía del Perú y su historia es imprescindible para poder entender los intereses y retos literarios y culturales profundos que tal proceso supone.
El Perú se encuentra en la costa del Pacífico de Suramérica, de la cual es el tercer país más grande; tiene fronteras al norte con Ecuador y Colombia, al este con Brasil, en el sureste con Bolivia y al sur con Chile. El territorio físico peruano está formado por una estupenda serie de extremos geográficos.
Tradicionalmente destacan tres áreas principales :
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primero, la costa (representada por la capital Lima) muy seca, hecha de desiertos, playas, valles y llanuras que se encuentra entre el océano y los Andes
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segundo, la región de montañas y tierras altas centrales de los Andes (es la parte con que la que suele asociarse el Perú principalmente) constituye un paisaje y un clima muy variados, con altos picos y volcanes. Cuzco era la capital del imperio incaico del Tawantisuyu (siglo XV)
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y por último, la Selva tropical de la Cuenca Amazónica: la región la más extensa del territorio peruano que se divide en selva alta (cerca de los Andes), y selva baja, recorrida por ríos como el Marañon y el Ucayali.
La literatura del Perú, tal como su geografía, no es uniforme. Lo que el escritor peruano José María Arguedas (1911-1969) dice a propósito de la particularidad de su país ilustra muy bien este hecho :
La división del país en Costa, Sierra y Selva corresponde no sólo a la realidad geográfica, sino a la particular realidad cultural del país, la cual ha sido en gran parte condicionada por la geografía. Hasta la apertura de las grandes carreteras y su intenso tráfico actual, la geografía física determinó férreamente, como un factor principal, el proceso de la cultura, la asimilación de los caracteres de la cultura occidental por los diferentes grupos humanos del Perú. El proceso era diferente en ritmo y naturaleza en la costa, en la sierra y en la selva [1].
Del periodo anterior a la conquista, sólo existen cantos populares anónimos y trasmitidos oralmente en las civilizaciones antehispánicas, traducidos al español mucho tiempo después. Por eso suele decirse que la literatura peruana empieza verdaderamente con Garcilaso de la Vega, El Inca (1539-1616) y con Felipe Guaman Poma de Ayala ( ? - 1613).
Con la llegada de los españoles y la imposición del imperio colonial, el centro del poder se desplaza a Lima, lo que desde entonces tendrá consecuencias a nivel de la evolución de la sociedad, y por ende de la literatura. Es importante mencionar el asunto porque como fenómeno regional, la literatura regionalista peruana nace como la reacción, procedente de las “provincias”, a un centralismo importante e imponente: Lima poseía el monopolio literario y representaba como centro urbano el espacio narrativo mayoritario, negando la verdadera e incontestable diversidad peruana en su totalidad :
La colonia ejerce aún su tutela sobre la expresión artística costeña. Por eso, Lima concentra, en una absorción casi absoluta, las energías del país, ya que, en un centralismo antihistórico, la economía toda converge hacia la ciudad capital [2].
Por lo tanto, vamos a hablar de la llegada del regionalismo peruano, un proceso de búsqueda identitaria : "El acto de escribir en el Perú es indisociable de la búsqueda identitaria [3]".
Para entender mejor cómo nació el regionalismo literario, hay que conocer el contexto histórico y político que lo provocó. Así, el profesor y crítico literario Carlos García-Bedoya Maguiña habla primero del periodo de la república oligárquica (1825-1920). Cabe resumir lo que se designa por “república oligárquica”. Después de la independencia del Perú en 1821 que significa el fin del Virreinato, se inicia una república dirigida por los sucesores de la sociedad colonial. En esa época, se privilegiaba la cultura europea mientras que se menospreciaba la andina y la amazónica.
La Guerra del Pacífico en 1879, conocida también como Guerra del guano, que enfrentó la alianza entre el Perú y Bolivia contra Chile, supuso otra evolución de las corrientes literarias. En efecto, el realismo y el modernismo surgieron casi simultáneamente en un contexto de crisis debida a las consecuencias fatales de la guerra, plasmándose en una actitud reflexiva, razonada, y también crítica.
Pero hacia 1910, autores modernistas como José María Eguren y Abraham Valdelomar renovaron la corriente realista y abrieron el camino a la vanguardia y al regionalismo (una de sus vertientes va a ser el indigenismo), dos corrientes que en el Perú no se excluyen. El artículo de Trinidad Barrera explica de manera pertinente el vínculo entre ambas :
(...) Los intelectuales desplazan a la región andina el espacio tradicional del debate cultural, estableciéndose un duro forcejeo entre modernidad y nacionalismo, paralelo a las luchas por el liderazgo en el proyecto de creación nacional. El debate de la «tradición» ocupa un papel prioritario en la vanguardia peruana, al iniciar un proceso de recuperación de la tradición ancestral como sustrato nacional frente a la tradición colonial. En ese proceso salen al paso tesis muy distintas que van desde la utopía imperial a la creación de un nuevo indio mestizo y civilizador. Unos y otros reclaman la atención de la zona regional frente al monopolista discurso capitalino. La intelectualidad serrana se impondrá el reto de crear una nueva raza integrando elementos como el retorno al origen, la pureza étnica, la inmutabilidad racial, la distancia frente al avance de la modernización occidental y capitalista, para crear el concepto de telurismo cerebral. Las provincias tienen ahora un protagonismo distinto al que le dieron las voces posmodernistas, pues apuntan hacia lo social y lo proindígena con la base del pensamiento de izquierdas. Arequipa, Trujillo y Puno van a ser tres importantes centros del interior [4].
Así es como verdaderamente salió a escena y adquirió real importancia el regionalismo bajo su vertiente indigenista hacia 1920, momento en el que todos los Estados oligárquicos del continente estaban entonces en plena crisis. Dentro de este contexto de crisis internacional y nacional, la novela hispanoamericana entró en un proceso profundo de búsqueda identitaria y de nuevos modelos para reemplazar el europeo. Esta orientación permitió encontrar otros modos de relatar, de imaginar, de fabular, propios a las características de cada región tratada, sea la sierra, el llano, la pampa o la selva.
Conviene señalar que, al nivel del continente hispanoamericano, este contexto fue el que favorizó así la creación de lo que serán las tres obras emblemáticas del regionalismo, del criollismo [5], que son La Vorágine (1924, Colombia) de José Eustasio Rivera (1888-1928), Don Segundo Sombra (1926, Argentina) de Ricardo Güiraldes (1886-1927) y Doña Bárbara (1929, Venezuela) de Rómulo Gallegos (1884-1969). También es imprescindible destacar al escritor uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937) quien es reconocido como el padre del regionalismo, no por la novela, sino por el cuento: Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), Anaconda (1921).
Por lo que concierne más precisamente al Perú, la crisis del Estado Oligárquico significó una lucha ideológica entre dos campos (hispanistas/indigenistas) que generó una cadena de expresiones artísticas e intelectuales que configuraban las diferentes propuestas respecto al proyecto de construcción nacionalista. El indigenismo literario en el Perú es una reacción a la literatura limeña - dentro del contexto de lucha por una posición dominante en el campo de la producción cultural - y al centralismo que provoca la discriminación para con unos pueblos desde el tiempo de la colonia, creando un trauma que perdura.
Esta manifestación particular del regionalismo fue representada por José María Arguedas y Ciro Alegría a partir de 1935, fecha en la que publican respectivamente el libro de cuentos Agua y la novela La serpiente de oro. La Naturaleza es un tema que tiene muchísima importancia en los relatos indigenistas ya que a ella se subordinan las acciones y la vida de los pueblos locales.
A veces, el Arguedas de Los ríos profundos y Ciro Alegría, sobre todo en El mundo es ancho y ajeno, más que de autores indigenistas, se ven calificados de neo-indigenistas. El neo-indigenismo se alejaría del marco regionalista más tradicional para acercarse a lo que llamaos la nueva narrativa de los años 1940. Una de sus características principales sería el realismo mágico, que también se puede denominar realismo maravilloso.
En efecto, a partir de 1940, la novela y el cuento hispanoamericano acogen nuevos temas y emplean novedosas técnicas narrativas que desplazan al realismo tradicional. Al principio no abandonan los temas políticos, sociales e indigenistas sino incorporan elementos que no son el resultado de la “simple fantasía, sino de la adición a la narrativa de una dimensión más honda que enlaza, e incluso aúna, lo subjetivo y lo objetivo [6].”
En la aproximación a lo que podría ser la definición del realismo mágico/maravilloso, una corriente literaria compleja, podemos citar por supuesto al novelista y narrador cubano Alejo Carpentier (1904-1980) :
(…) Alejo Carpentier (…) nos advierte en su ensayo De lo real maravilloso americano en Tientos y diferencias, que “lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad”, o sea cuando la fantasía nos descubre una nueva dimensión de significado [7].
Así debe entenderse que la razón no es suficiente para dar cuenta de la realidad entera, y por consiguiente la narrativa de dicho período de renovación precedente al boom de los años 70, incorpora lo mágico, lo maravilloso, lo misterioso, lo inexplicable o lo irracional como otras parcelas de lo real. Más que una corriente, el realismo mágico se convierte en perspectiva y en recurso para poner en escena dentro de la narrativa a la cosmovisión indígena, aquí andina en su mayoría.
En este punto de nuestro estudio, se empieza a entender que cuando se habla de literatura regionalista, que sea criolla, indigenista, neo-indigenista, o/y realista-mágica, asociamos generalmente este fenómeno cultural y literario de reivindicación de la identidad al mundo andino.
No obstante, hubo y hay también una corriente narrativa regionalista de la selva peruana que se desarrolló paralelamente sin que tenga tanta fama como la “narrativa andina”, pero que participó al mismo nivel en esta exploración identitaria peruana.
[1] ARGUEDAS, José María, IZQUIERO RIOS, Francisco, Mitos, leyendas y cuentos peruanos, [en línea], disponible en : <https://books.google.fr/books?id=2YEs2nKgLbcC&hl=fr&source=gbs_book_other_versions> (consultado el 27/06/2015)
[2] SÁNCHEZ ALBERTO, Luis, Panorama de la literatura del Perú: desde sus orígenes hasta nuestros días, Lima, Editorial Milla Batres S. A., 1974, p. 16.
[3] CYMERMAN, Claude, FELL, Claude, La littérature hispano-américaine de 1940 à nos jours, Paris, Nathan, 1999, p. 219.
[4] BARRERA, Trinidad, Perú, tradición y modernidad, vanguardia e indigenismo, [en línea], 2005, disponible en : <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/per-tradicin-y-modernidad-vanguardia-e-indigenismo-0/html/> (consultado el 26/06/2015).
[5] El criollismo es “esta nueva forma de americanismo” que consiste en reconocer lo propio pero el término, según Oviedo “resulta impreciso y difuso” : “Sin otra precisión conceptual, han sido llamados “criollistas”, realistas, naturalistas, regionalistas, sociales, indigenistas, etc.” (Reflexiones sobre el “criollismo” y su desarrollo en Chile, Anales de la literatura Hispanoamericana, [en línea], disponible en :<http://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/viewFile/ALHI9898110025A/22806> (consultado el 07/06/2015)
[6] SHAW, Donald Leslie, Nueva narrativa hispanoamericana : Boom. Posboom. Posmodernismo, Madrid, Cátedra, 2005, p. 82.
[7] Ibid., p. 79.

*Mapa de las áreas del Peru disponible en http://www.peru.travel/es-lat/






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La narrativa amazónica peruana
por Amandine Gauthier Vazquez