
Sangama
1942

Bubinzana
1960
El imaginario de la novela selvática, en la obra de Arturo Demetrio Hernández [1]
Este es el título de nuestro trabajo final de Máster, un trabajo de investigación presentado en el mes de septiembre de 2015 en la Universidad de Montpellier, que se dedicó al estudio casi exhaustivo de dos novelas de Arturo Demetrio Hernández, Sangama, novela de la Selva Amazónica, y Bubinzana, la canción mágica del Amazonas. Aquí abajo va un extracto de la conclusión. Pueden descargar la tesis, publicada en octubre de 2016 por la Editorial Pasacalle, pinchando en este enlace.
En el marco de este trabajo de investigación, nos hemos adentrado en el estudio de la más desconocida dentro de las vertientes de la literatura del Perú, la literatura amazónica, designando a Arturo Demetrio Hernández como el primer novelista de la Selva Baja peruana.
Su primera obra : Sangama (1942), y su última : Bubinzana (1960), novelas recorridas de manera general por los mismos temas y personajes, pero de maneras diferentes. Nos habíamos preguntado cómo la narrativa realista en su dimensión regionalista - es decir más apegada habitualmente al realismo social o sea a la exposición mediante personajes ficticios, de los problemas políticos, económicos y sociales del país – podía abarcar un mundo sobrenatural, una dimensión mágica tan importante como que en Bubinzana llegara a envolver totalmente el mundo de « lo real » en la novela, sin que la obra dejara de formar parte del realismo regionalista.
El análisis conjugado de la obra de Hernández en la que expone de modo mágico y maravilloso los mitos y leyendas, las creencias y supersticiones, las prácticas de brujería procedentes de su región, nos ha permitido encontrar algunas respuestas a esta problemática, desarrollando el tema del imaginario en las dos novelas bajo varios ángulos (imaginario religioso, mítico, utópico, mágico) relacionándolo con elementos integrantes de la cosmovisión indígena, vinculada a este espacio tan particular como la selva amazónica, a la vez escenario y protagonista.
La obra de nuestro autor comparte ciertas características con la novela regionalista canónica : hay alusiones a la situación de explotación que sufren los peones frente a patrones y políticos injustos y corruptos (pero esta denuncia social no toma mucha forma en el argumento, la protesta no parece ser la meta del relato), hay largas descripciones realistas y detalladas del medio físico que a menudo condiciona al hombre (pero ya no como en las obras de regionalismo clásico que insistían de manera sistemática y maniquea en la lucha entre sociedad y barbarie, hombre y naturaleza mientras que Hernández propone la adaptación del primero al medio, respeto y convivencia en una asociación armoniosa).
Como en La Vorágine (1924), la selva se convierte en protagonista pero no siempre es
infernal, devoradora de hombre y sinónimo de desesperación, es también maravillosa, paradisíaca y es el lugar de las esperanzas.
Como en Don Segundo Sombra (1926), el lenguaje se convierte en instrumento del regionalismo : Hernández emplea el castellano peruano que contiene los regionalismos del Perú multicultural pero también emplea el castellano amazónico cuando utiliza palabras procedentes del quechua y del cocama (nombres de plantas, de animales, de criaturas legendarias, etc.).
En suma, la obra que estudiamos es regionalista porque responde a varios de los imperativos de este movimiento, pero no cabe en todos sus moldes porque va más allá. La región selvática y la dimensión mágica son indisociables en la racionalidad de los nativos,
¿ tal vez podríamos hablar de regionalismo mágico entonces ?
De hecho, el realismo regional de Arturo Demetrio Hernández se construye alrededor del enmarañamiento de conjuntos opuestos convertidos en complementarios: verosímil e inverosímil, real y sobrenatural, religión y magia, realidad y sueño, se suceden, se mezclan, se sobreponen, a veces se invierten hasta confundirse y formar un único conjunto. Lo real así creado tiene una naturaleza híbrida, ambivalente. Es una realidad no maniquea, ni dual, sino plural, intrínsecamente vinculada a la selva peruana amazónica, a su imagen. Se trata de un espacio, de una entidad ambigua donde toma sitio el mundo de lo mágico, fantástico, extraño,
increíble, inexplicable.
Conviene hablar de una nueva corriente : la novela amazónica peruana. Aunque la obra de Hernández sólo representa el preludio entre 1940 y 1960 (período post-caucho), su obra permite empezar a definir las características que la corriente va a conocer en manos de las nuevas generaciones. El nacimiento de esta novela da lugar a una narrativa de género real maravilloso amazónico. Esa nueva narrativa sería específica a la literatura de la Selva Baja peruana, y mezclaría en un conjunto coherente respecto a la cosmovisión amazónica, lo mágico y lo fantástico, lo mítico y lo social.
En realidad, los años 1970 son los que representan el primer gran momento de la literatura amazónica peruana en sí, cuando aparece Bubinzana, el grupo cultural amazónico que representa el primer movimiento literario del oriente peruano. Sus miembros editan una revista del mismo nombre en honor al autor reconocido como el novelista de la selva peruana. El escritor y periodista Roger Rumrrill es uno de sus fundadores junto al escritor Jaime Vásquez Izquierdo, viene realizando una verdadera campaña para sacar a la Amazonía de la marginación social y cultural que sufre respecto al centralismo limeño. Hoy en día, la realidad amazónica ya no es la misma que en la época del caucho y post-caucho así que la literatura va expresando esas transformaciones.
Es imprescindible destacar también la actuación vigente del Coloquio Internacional de Literaturas Amazónicas (CILA), organizado por La Revista Peruana de Literatura (cuyo director es Ricardo Vírhuez Villafane) y las revistas Kolpa (director: Abraham E. Huamán Almirón) e Ikitos (director: Manuel Marticorena Quintanilla). En efecto, cada año desde 2012, este coloquio cumple, entre otros objetivos, el de favorecer diálogos, reflexiones e investigaciones acerca de las literaturas amazónicas. Desempeña un papel notable respecto a la situación actual de esa literatura y de su porvenir.
Según Ángel Héctor Gómez Landeo (miembro de la comisión organizadora del CILA) en Reflexiones sobre literatura peruana y amazónica,
en la actualidad, la narrativa tradicional amazónica está recorriendo un nuevo derrotero, (…) hay regularidades que reúnen las condiciones para tipificar como Neonarrativa amazónica al siguiente periodo literario [2].
El autor destaca ocho « regularidades »:
a) Empleo de nuevas técnicas litérarias (…) b) Es una literatura inclusiva, de todas las sangres, y la cosmovisión indígena tiene mayor cobertura literaria (…) c) Las leyendas, los mitos y los cuentos son escritos por los mismos actores, en cuyo contenido se trasluce la verdad de un pueblo milenario (...) d) Temática : temas sociales sincrónicos, proceso de alienación o reafirmación de identidad del indígena amazónico en la ciudad (...) e) Las contradicciones entre sociedades diferentes es abordada desde la perspectiva del indígena por los actantes del mundo occidental e indígena (...) f) La incidencia de la interculturalidad genera cambio de actitud en los escritores (...) g) La literatura oral es recreada a partir de la visión indígena [3].
En otras palabras, el pueblo y la cosmovisión indígenas van a cobrar más importancia que en la obra de Hernández, en la que el proyecto relacionado al Inkarri (la vuelta del imperio incaico) desaparece con el personaje Sangama y es recogido por un hombre civilizado explotador de caucho ; una obra en la que el mundo de los espíritus y el personaje del brujo aparecen a través de la voz de un cura, un sacerdote ajeno a esta dimensión.
Además el personaje de esta neonarrativa va a salir de la selva para afirmarse como indígena amazónico en la ciudad.
La generación de Arturo D. Hernández es considerada como la de los «narradores tradicionales amazónicos » desde el punto de vista de la narrativa amazónica actual. Los llamados « trocheros literarios de la selva » como nuestro autor, vieron en la selva no meramente un paisaje alucinante o una visión telúrica de bosque adentro, sino una realidad compleja y completa, un sistema coherente en perpetuo movimiento vital. La selva ya no la describen como el enemigo de los hombres, como la fuerza que hay que combatir. Estos autores oriundos de esta región contribuyen a difundir el legado social y cultural de esta parte de la Amazonía que fue marginada históricamente y literariamente.
Recuerdan que la literatura amazónica peruana, a mismo nivel que la literatura de la costa y de la sierra, es una de las piedras angulares de la identidad cultural peruana entera, y a escala más grande, del proceso identitario cultural hispanoamericano. Su proyecto se inscribe en una dimensión claramente identitaria que la nueva generación de escritores va a retomar y adaptar a la realidad presente.
[1] GAUTHIER, Amandine, El imaginario de la novela selvática a través de la obra de Arturo D. Hernández, Lima, Editorial Pasacalle, 2016, 123 pp.
[2] GÓMEZ LANDEO, Ángel Hector, Reflexiones sobre literatura peruana y amazónica : una aproximación a la cosmovisión andino-amazónica, Lima, Editorial San Marcos, 2010, p. 57.
[3] Ibid., p. 57-64.
por Amandine Gauthier Vazquez